Corría el segundo gobierno del expresidente Sebastián Piñera y el recién nombrado ministro de Cultura, Mauricio Rojas, duró tan solo un fin de semana en el cargo. Este libro es la crónica de una infamia y de una persecución sin cuartel, de una turba enfurecida que se lanza a una cacería despiadada de un ser humano demonizado, al cual se le puede hacer y decir cualquier cosa. Lo que Mauricio Rojas vivió entre el sábado 11 y el domingo 12 de agosto de 2018 no tiene parangón en la historia del Chile democrático. En pocas horas fue convertido en un ser aborrecible: un negacionista de las violaciones de derechos humanos cometidas bajo la dictadura militar, comparable con quienes niegan el Holocausto; un impostor de tomo y lomo, cuya historia de vida era, en su integridad, un fraude; un fascista, un racista, un mal hijo, un agente de la policía política de Pinochet o, como dijo el secretario general del Partido Comunista, Lautaro Carmona, «un ser despreciable».