Ante los ojos de una ciudadanía que seguía el evento-espectáculo de la instalación de la denominada «Convención Constitucional», institución creada para conducir el primer proceso constituyente chileno (2021), por televisión empezaron a aparecer acróbatas, magos, contorsionistas y un sinfín de personajes cuando menos llamativos para una instancia formal de representación política. No obstante, tras semejante frivolización del mandato popular subyacía una máquina que operó día y noche, con engranajes especialmente diseñados para cumplir funciones específicas, todo con el objetivo de que el texto final consagrara constitucionalmente una serie de ideologías radicales, las cuales en definitiva fueron rechazadas de plano por la ciudadanía en el denominado «plebiscito de salida». Esta interesante obra, escrita por asesores jurídicos de los pocos representantes de la centro-derecha en la Convención, constituye un testimonio fiel de la locura que se vivió tras las gruesas paredes del edificio del ex Congreso Nacional.