Entre 1945 y 1965, el pueblo, sujeto ideal y cuasi mitológico, era la base sobre la cual se apoyaba tanto el ideal democrático como las discusiones que lo rodeaban. Es precisamente ese periodo de configuración intelectual de la democracia chilena el elegido por el historiador Diego González para iluminar el presente y sus propias tensiones. La hora del pueblo busca enriquecer el debate actual desde una perspectiva diferente, con la relativa distancia que brinda la historia, en una narración animada por una generación de políticos e intelectuales, desde Eugenio González y Salvador Allende, hasta Jaime Eyzaguirre y Osvaldo Lira, pasando por Eduardo Frei Montalva y muchos otros.