Hace exactamente 50 años, Ernesto Guevara de la Serna le brindaba el siguiente sermón al mundo y sentenciaba: ‘El odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de los límites naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar’, y tras agregar que ‘nuestros soldados tienen que ser así ‘ añadió: ‘Cada gota derramada en un territorio bajo cuya bandera no se ha nacido es experiencia que recoge quien sobrevive ‘. Pocos días después de conocida esta exhortación, el aludido personaje moría en Bolivia, tras comandar una frustrada acción terrorista en la cual, él y los mercenarios que obraban bajo su comandancia asesinaron a 49 bolivianos.