El gobierno de Salvador Allende y la Unidad Popular surgieron tanto de largas raíces de la historia política y social de Chile como de una articulación ideológica que se dio en la gran mayoría de las democracias modernas hasta el periodo que aquí se trata. Podía convivir con el sistema institucional mientras estaba en la oposición; una vez asumido el gobierno de la Unidad Popular, estaba impelido a la realización de un programa que tenía que originar una profunda crisis. A partir de un cierto momento, la oposición sale de los cauces tradicionales y asume una participación activa en la vida pública del país, que es lo que aquí se llama la contramovilización. Esta consistía en hacerse presente y finalmente también dominar la calle, es decir, aquellos espacios que parecían tan impregnados de la movilización de la Unidad Popular. La polarización alcanzó profundamente al cuerpo de la sociedad.