A mediados del siglo XX se produjo un cambio en la imagen y en las labores asociadas al cargo de Primera Dama en Chile. Un conjunto de mutaciones, nacionales e internacionales, contribuyeron al proceso cooperando con la ampliación de los derechos y de la inclusión de las mujeres en el espacio público y político. No hay que olvidar que ellas, antes que esposas de los presidentes de turno, son mujeres. Con todo, en esa etapa pasaron desde la ejecución de labores asociadas a la caridad y beneficencia (actividades propias del siglo XIX), a una suerte de acción social que apuntaba a entregar herramientas y soluciones que cubrieran parte de las nuevas necesidades de la población, especialmente de las mujeres, niños y enfermos. En esto también fue clave la influencia de la imagen proyectada por reconocidas esposas de mandatarios del resto del mundo, como la argentina Eva Perón y la norteamericana Eleanor Roosevelt.
En la presente investigación, el lector no solo encontrará el primer esfuerzo historiográfico en torno a las Primeras Damas chilenas, sino que también hallará un análisis del proceso señalado desde una mirada a las acciones sociales, culturales y políticas de importantes consortes como Juana Aguirre (1938-1941), Rosa Markmann (1946-1952), Graciela Letelier (1952-1958) y María Ruíz Tagle (1964-1970).