Rebelarse significa oponer resistencia a algo que se ha establecido como común. Es desafiar al individualismo imperante, cuyas expresiones, paradójicamente, son tanto el materialismo economicista como la revolución violenta. Cuando solo se trata de los propios impulsos e intereses, la vida en sociedad se ve debilitada y las relaciones interpersonales deterioradas. Plantear a la solidaridad como el principio desde el cual hay que rebelarse, tiene consecuencias en las más diversas esferas de la vida, de las ideas, de los proyectos sociales y políticos. De eso se intenta reflexionar en este libro.