En 1516 Erasmo de Roterdam publicaba una obra de su amigo Tomas Moro. Se trataba de un retrato mordaz de la Europa renacentista, al que acompañaba, por contraste, la descripcion de un lugar ideal: Utopia, isla remota del Nuevo Mundo, gobernada con mesura y en donde todos los habitantes vivían en armonía. Lo que el humanista ingles concibió como una obra liviana y fantasiosa, sin embargo, acabó superando con creces su marco narrativo. Aquella crítica al orden social establecido se convirtió en una obra cumbre del pensamiento, que traspasó tiempos y fronteras.