De las cenizas de la Teología de la Liberación nació una nueva revolución más profunda y más amplia que la anterior: se trata de la teología ecofeminista. Esta nueva teología suma a la hermenéutica marxista del oprimido, las reivindicaciones feministas radicales y la llamada «ecología profunda». Según ella, las mujeres deben «concientizarse» de los abusos que habrían sufrido por la subordinación que el cristianismo les ha impuesto, especialmente en su «genitalidad» y, en consecuencia, consideran que tanto el aborto cuanto las relaciones homosexuales forman parte de los «derechos» que deben promover. A pesar de sus postulados contrarios a la moral y a las Sagradas Escrituras, esta pseudo teología recibe desconcertantes apoyos dentro de algunas congregaciones y de importantes universidades católicas. Sin embargo, su acción no se limita a la esfera religiosa. Sus adherentes participan y animan los movimientos que promueven las reformas legales para incorporar los llamados «derechos sexuales y reproductivos» y la liberación de la mujer.